No se debe eliminar la cutícula. Aumenta la posibilidad de contraer infecciones.
Aplicar cremas hidratantes. Estimula el crecimiento ungueal, endurecerlas y mantenerlas sanas.
Proteger las uñas de disolventes y detergentes agresivos, pues puede dañar la lámina ungueal. Evitar el abuso de esmalte. El disolvente (a base de acetona) reseca la raíz de uña y la fragiliza.
Limar las uñas en la misma dirección, desde fuera hacia dentro. Evitar limar siguiendo un movimiento hacia delante y hacia atrás.
Cortar las uñas rectas, utilizando cortaúñas de punta roma.
Secar perfectamente las uñas, pues el agua deteriora la lámina ungueal y la cutícula, además la humedad favorece el desarrollo de infecciones.
Consultar al especialista ante cualquier anomalía de las uñas (color, fragilidad, etc).